Informe muestra que la inversión extranjera creció un 55.2% en Latinoamérica en 2022. El Producto Interno Bruto (PIB) de la región creció hasta un 4% del total.
El reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló un crecimiento sin precedentes en la inversión extranjera directa (IED) en la región durante 2022, alcanzando 224,579 millones de dólares. Este aumento del 55.2% marca un récord histórico, liderado por economías notables como la de Brasil. La expansión en el sector servicios contribuyó a este crecimiento, un signo positivo que refleja la resiliencia y el atractivo de la región.
Sin embargo, el aumento de la IED no es un éxito sin matices. Si bien los números son prometedores, José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, enfatizó que el desafío real radica en maximizar la contribución de esta inversión al desarrollo local. La mera atracción de inversiones no es suficiente; debe traducirse en mejoras tangibles en la infraestructura, la educación y la vida en general en los países receptores.
La contribución del 4% al crecimiento total del PIB es una señal alentadora, pero también pone de manifiesto la dependencia de ciertos sectores y economías dentro de la región. La fortaleza de Brasil, por ejemplo, desempeñó un papel clave en estos números. Esto podría indicar una falta de diversidad y una dependencia excesiva de unos pocos actores fuertes, lo que podría ser una vulnerabilidad en el futuro.
Además, aunque la dinámica de crecimiento es coherente con la recuperación post-pandemia, hay incertidumbre sobre si estos niveles se mantendrán en 2023. La economía global es volátil, y aunque América Latina ha demostrado ser un lugar atractivo para la inversión, los factores externos, como las políticas económicas globales y las tensiones comerciales, pueden influir negativamente en la continuidad de este crecimiento.
El aumento de la inversión extranjera en América Latina y el Caribe en 2022 es una noticia alentadora, y muestra el potencial y la resiliencia de la región. Sin embargo, es vital que estos fondos se utilicen de manera que beneficien el desarrollo a largo plazo de la región, y no simplemente como una métrica de éxito económico a corto plazo. La diversificación, la planificación y la inversión en el desarrollo humano serán clave para convertir estas cifras en un verdadero éxito para las personas en América Latina y el Caribe.