Roberto Enríquez, candidato presidencial venezolano del Copei ODCA, ha puesto sobre la mesa una propuesta revolucionaria: eliminar las funciones de política monetaria del Banco Central de Venezuela (BCV). El objetivo, según expuso en un Twitter Space organizado por El Pitazo, es reactivar la economía del país a través de una diversificación de fuentes de ingresos y una despolitización de la política monetaria. Aunque reconoce el petróleo como un motor económico crucial, Enríquez aboga por no depender exclusivamente de este recurso.
Para lograr estas metas, Enríquez cuenta con el respaldo y la asesoría de Steve Hanke, economista y profesor de la Universidad Johns Hopkins. Hanke propone una revisión drástica de la política monetaria, enfocada en un sistema cambiario integral. En esta visión, un bolívar tendría el mismo valor que un dólar, terminando con la emisión inorgánica de dinero. El plan también contempla la eliminación o reforma de la ley del BCV, una medida que, según Enríquez, es imprescindible para combatir la inflación descontrolada.
Además, Enríquez propone un modelo económico basado en el ahorro. Inspirándose en el modelo noruego, plantea la creación de un fondo soberano o ciudadano vinculado al precio del petróleo. Este enfoque promueve el ahorro y el desarrollo de diversos sectores, alejándose de la dependencia exclusiva del petróleo. En este sentido, Enríquez ve la inversión privada como un elemento crucial para la recuperación de la industria petrolera, aunque no defiende la privatización de la PDVSA, empresa estatal de hidrocarburos.
El respaldo de Hanke a esta propuesta es significativo, dado su postura crítica hacia Bitcoin y su defensa de la dolarización. Hanke ha calificado el experimento Bitcoin en El Salvador como un «fracaso» y ha propuesto en su lugar la adopción del dólar estadounidense, al que atribuye estabilidad y crecimiento económico. Su argumento se apoya en la premisa de que la dolarización ha eliminado la inestabilidad monetaria y la inflación en muchos países emergentes.
Finalmente, según Enríquez, siguiendo la propuesta de Hanke, una política monetaria efectiva y el control de la inflación podrían llevar el salario mínimo en Venezuela a equivaler a 500 dólares. Enríquez defiende los beneficios de la dolarización y resalta su éxito en países como El Salvador, donde el dólar es moneda de curso legal. Sin duda, la propuesta de Enríquez plantea un cambio radical para la economía venezolana, pero solo el tiempo dirá si sus ideas encuentran eco entre los electores y las autoridades pertinentes.