La reciente decisión del expresidente Donald Trump de intensificar su control sobre los organismos reguladores independientes ha encendido alarmas en el sector financiero. Vincent Mortier, director de inversiones de Amundi, advirtió que esta estrategia representa un «gran, gran error» con el potencial de erosionar la confianza en la economía más influyente del mundo. La orden ejecutiva impone a las agencias federales la obligación de alinear sus decisiones con las prioridades de la Casa Blanca, lo que, según expertos, podría debilitar el sistema de controles y equilibrios que garantizan la estabilidad democrática y económica de EE.UU.
Mortier subraya que la fortaleza del dólar y el funcionamiento eficiente de los mercados estadounidenses dependen principalmente de la confianza de los inversores. Históricamente, la independencia de los reguladores ha sido un pilar clave en la atracción de capital extranjero. Si se percibe una politización de estas entidades, los grandes inversores podrían reconsiderar sus estrategias, afectando la posición global del dólar y desestabilizando sectores clave como el tecnológico y el financiero. Un escenario similar se vivió en 2018, cuando las tensiones comerciales impulsadas por decisiones ejecutivas provocaron una volatilidad sin precedentes en Wall Street.
Los críticos también apuntan a que esta intervención podría aumentar la percepción de conflictos de intereses dentro del sistema estadounidense. La desregulación, en combinación con decisiones favorables a sectores específicos como las criptomonedas o la tecnología, podría generar una ventaja desproporcionada para ciertos actores del mercado. En este sentido, el temor es que la manipulación regulatoria derive en un entorno propicio para especulación descontrolada y burbujas económicas, como ocurrió en 2008 con el sector inmobiliario y bancario.
A pesar de que la Reserva Federal ha sido excluida de esta orden ejecutiva, persisten dudas sobre la permanencia de esa excepción. Analistas del sector financiero señalan que, aunque Trump ha enfatizado su interés en reducir las tasas de interés, el impacto en los bonos del Tesoro a 10 años podría tener repercusiones a nivel global. En enero, estos rendimientos alcanzaron su punto más alto en 14 meses, lo que refleja la incertidumbre de los inversores frente a posibles cambios en la política monetaria y regulatoria.
En definitiva, la estrategia de Trump de concentrar el control regulatorio en el poder ejecutivo plantea serios interrogantes sobre la estabilidad institucional y económica de EE.UU. Mientras algunos sostienen que esta medida podría agilizar las decisiones estratégicas, los expertos advierten que la pérdida de independencia de los reguladores afectará la confianza global en el país. En un entorno económico interconectado, cualquier debilitamiento en la percepción de seguridad jurídica y transparencia podría repercutir en la inversión extranjera, el último valor del dólar y, en instancia, en la posición de EE.UU. como líder financiero mundial.
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