La inflación en Estados Unidos se estabilizó en julio con una variación interanual del 2.7 % y un incremento mensual del 0.2 %, dejando espacio para expectativas de recortes de tasas de interés por parte de la Reserva Federal. Este dato, inferior al pronosticado 2.8 %, proporciona un respiro a consumidores y mercados financieros, aunque la inflación subyacente (que excluye alimentos y energía) alcanzó un máximo de cinco meses, con 3.1 %. La moderación habrá de ser vigilada de cerca para evaluar su sostenibilidad.
Por el lado positivo, estabilizar la inflación permite mantener el poder adquisitivo y evita subidas bruscas de tasas que podrían frenar el crecimiento económico. Por ejemplo, familias con hipotecas variables se benefician de entornos de tasas más bajas, y pequeñas empresas acceden a financiamiento más accesible. No obstante, el alza en la inflación subyacente obliga a las autoridades a ejercer cautela: una reacción prematura al recorte de tasas podría estimular inflación futura o generar burbujas financieras.
El principal riesgo radica en los efectos acumulables de los aranceles recientes, los cuales ya están presionando precios de servicios y bienes duraderos. Sectores como muebles y calzado experimentaron aumentos notables, impulsado por costos arancelarios que las empresas están transfiriendo a los consumidores. Si estas tendencias persisten, podrían revertir cualquier beneficio obtenido por la caída del índice general — lo que representa una amenaza para la estabilidad y la percepción de control inflacionario.
En este entorno macroeconómico, Bitcoin y otras criptomonedas suelen comportarse como activos sensibles a expectativas monetarias. De hecho, tras la lectura de inflación más suave, Bitcoin trepó hasta los USD 118 000, y Ethereum subió cerca de 3.2 %, en anticipación a posibles recortes de tasas en septiembre. Este movimiento refleja cómo los mercados cripto reciben estímulos ante señales de alivio monetario, especialmente cuando el dólar se debilita y el apetito por activos de riesgo se reactiva.
Mirando hacia agosto, las perspectivas apuntan a volatilidad: desde un lado, si la inflación continúa desacelerándose, podría reforzar la narrativa de recortes y sostener el impulso alcista de los criptoactivos. Desde el otro lado, si los efectos de los aranceles se intensifican, podríamos ver un nuevo aumento en la inflación subyacente que compliquen las expectativas. Bitcoin y sus pares podrían responder con correcciones o repuntes dependiendo del equilibrio entre estos factores.
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