Zoom enfrenta un momento crítico. En tres años, sus acciones han disminuido un 40%, reflejando un rendimiento notablemente inferior al del índice S&P 500, con un desfase del 733%. A pesar de ser una herramienta vital durante la pandemia, la compañía ha perdido impulso en un mercado que exige constante innovación. Con $7.700 millones en efectivo inactivo, la inflación está erosionando el valor de su tesorería, y las reinversiones tradicionales no generan el impacto esperado. En este contexto, Bitcoin emerge como una opción audaz y disruptiva para revitalizar su estrategia financiera.
La clave del desafío está en el uso de su capital. Zoom posee un flujo de caja libre anual de $2.000 millones y márgenes de EBITDA del 40%. Sin embargo, su crecimiento se ha ralentizado, dejando sus $7.700 millones en efectivo prácticamente inmóviles, representando casi un tercio de su capitalización de mercado. Esta situación no solo genera preocupación entre los accionistas, sino que limita la capacidad de Zoom para competir con rivales más agresivos. Optar por Bitcoin podría convertir este capital inactivo en un activo estratégico, protegiéndolo de la inflación y generando potenciales rendimientos a largo plazo.
Adquirir Bitcoin podría colocar a Zoom en una posición de liderazgo en la adopción corporativa de criptomonedas. Con un precio estimado de $95.000 por Bitcoin, la empresa podría comprar 81.000 BTC, lo que la posicionaría como el segundo mayor tenedor corporativo, solo por detrás de MicroStrategy. Esta estrategia no solo diversificaría sus activos, sino que también ofrecería un escudo frente a la devaluación del efectivo. A largo plazo, Bitcoin ha demostrado un crecimiento compuesto anual de ~140% en 10 años, superando ampliamente a cualquier otro activo financiero tradicional.
Zoom podría incluso ampliar esta estrategia emitiendo $1.000 millones en deuda convertible, una medida utilizada por empresas como Tesla para financiar iniciativas innovadoras. Este movimiento le permitiría adquirir hasta 91.500 BTC adicionales, mientras mantiene un apalancamiento conservador de 2x EBITDA. Además, con el CEO Eric S. Yuan ejerciendo control significativo sobre las decisiones corporativas, Zoom podría implementar esta estrategia con rapidez y eficacia, sin enfrentar demoras burocráticas que suelen caracterizar a grandes empresas tecnológicas.
El momento para actuar es ahora. Las reglas contables del FASB han mejorado la transparencia en la contabilidad de Bitcoin, y su adopción institucional sigue creciendo. Al no hacer nada, Zoom arriesga que su efectivo se devalúe aún más y que sus oportunidades de crecimiento se desvanezcan. En cambio, adoptar Bitcoin no solo fortalecería sus reservas, sino que también proyectaría a la empresa como pionera en la evolución financiera corporativa. En un mercado que premia a los innovadores, Zoom debe decidir si quiere liderar o quedarse atrás.
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