Dogecoin registró una sesión marcada por la volatilidad, iniciando con un ascenso del 4.4% hasta alcanzar los $0.156, antes de que la toma de ganancias redujera el impulso alcista. Durante las primeras horas, el activo construyó una estructura ascendente impulsada por un incremento del volumen del 29.6% sobre su promedio semanal, lo que permitió a los compradores absorber importantes presiones de venta. Sin embargo, esta tendencia inicial se vio limitada por la incapacidad del token para consolidarse por encima de la franja de resistencia entre $0.163 y $0.165, un nivel observado en ocasiones previas como barrera sólida para rupturas sostenidas.
En el transcurso de la jornada, Dogecoin llegó a su máximo intradía en $0.1640, reflejando una fase de optimismo respaldada por la estabilidad temporal del mercado. Un soporte clave entre $0.1551 y $0.1580 mostró actividad de compra significativa, donde los inversionistas institucionales habrían aprovechado para acumular, respaldados por un volumen total de 1.26 mil millones de DOGE negociados. A pesar de este comportamiento constructivo, el activo no logró extender el avance, lo que evidencia la fragilidad del entorno actual ante movimientos externos de gran escala.
El panorama cambió abruptamente cuando Bitcoin intensificó su caída por debajo de los $94,000, coincidiendo con la activación del Death Cross, un cruce técnico donde la media móvil de 50 días cae por debajo de la de 200 días, generando un sesgo bajista. La reacción no tardó en llegar: Dogecoin enfrentó ventas algorítmicas rotacionales, una dinámica que ya se ha observado en episodios previos donde el mercado adopta una postura de menor tolerancia al riesgo. Esta correlación directa refuerza la condición de DOGE como un activo altamente sensible a los factores macroeconómicos y al sentimiento predominante en Bitcoin.
La fuerte volatilidad de DOGE, reflejada en un rango intradía del 5.8%, expone tanto oportunidades como riesgos para los operadores. Entre los puntos positivos destaca la capacidad del token para defender zonas de demanda estratégicas, mostrando señales de interés institucional que podrían sostener futuros intentos de recuperación. No obstante, entre los contras se encuentra su dependencia del comportamiento de BTC, lo que limita la autonomía de sus movimientos y aumenta su exposición a correcciones abruptas cuando el mercado global refleja incertidumbre o señales técnicas negativas.
Al cierre de la sesión, la caída del 2.57% deshizo los avances logrados y rompió la estructura de mínimos ascendentes, confirmando una postura más defensiva en el corto plazo. Aunque Dogecoin continúa mostrando destellos de fortaleza gracias a zonas de soporte bien definidas, la narrativa general permanece condicionada por las perspectivas del mercado mayor, especialmente por el impacto del Death Cross en Bitcoin. A medida que los inversionistas evalúan las próximas sesiones, la interacción entre volumen, niveles de soporte y el contexto macro dictará el rumbo inmediato del activo en un entorno dominado por la cautela.

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