Neel Kashkari, presidente de la Reserva Federal de Minneapolis, ha encendido las alarmas sobre una posible recesión en la economía estadounidense. En una entrevista reciente, advirtió que el clima de incertidumbre fiscal y comercial está paralizando las decisiones de inversión, tanto en pequeñas como grandes empresas. Compañías tecnológicas de Minneapolis, por ejemplo, han retrasado la expansión de sus plantas debido a la falta de claridad en los impuestos al comercio exterior. Esta parálisis empresarial podría debilitar aún más una economía que ya muestra señales de fatiga en varios sectores productivos.
Uno de los principales factores que alimenta esta incertidumbre es la falta de una política fiscal clara. Kashkari subrayó que muchas empresas están esperando definiciones concretas antes de destinar capital a nuevos proyectos. Este fenómeno también impacta en la creación de empleo y en la confianza de los consumidores. Como ejemplo, compañías del sector logístico han cancelado planes de contratación para el segundo semestre de 2025. El efecto dominó de estas decisiones puede frenar el crecimiento del PIB, intensificar la desaceleración y, eventualmente, precipitar una recesión técnica.
A este complejo panorama se suma una amenaza aún más preocupante: la estanflación. Austan Goolsbee, presidente de la Fed de Chicago, alertó sobre un posible escenario de estancamiento económico con inflación persistente y desempleo elevado. Las políticas económicas propuestas por el expresidente Donald Trump podrían reforzar este escenario, según los expertos. El regreso de aranceles comerciales o recortes fiscales desequilibrados podría impulsar los precios sin generar crecimiento real, como ocurrió en la década de los 70. En este contexto, la Reserva Federal enfrenta el reto de contener la inflación sin sofocar completamente la actividad económica.
El propio Kashkari ha declarado que combatir la inflación debe seguir siendo la prioridad. Argumenta que, aunque se produzcan aumentos de precios por razones externas como los impuestos al comercio, la Fed no puede permitir que la inflación se descontrole. “La estabilidad de precios a largo plazo debe prevalecer sobre los shocks temporales”, dijo. Esta postura sugiere que la Fed podría mantener las tasas de interés elevadas durante más tiempo, lo que también implica mayores costos para el crédito empresarial y el consumo. Una espada de doble filo en un momento crítico para la recuperación económica.
Mientras tanto, el impacto de la economía global y el frágil rebote pospandemia continúan influyendo en la economía de EE.UU. Empresas de manufactura están viendo una caída en las exportaciones debido a la desaceleración en Europa y Asia, lo cual agrava aún más la situación. La combinación de alta inflación, política fiscal incierta y demanda internacional débil genera un cóctel peligroso. Las próximas decisiones de la Fed serán determinantes para evitar una caída profunda. En este escenario, la cautela será la mejor aliada de empresas, inversores y consumidores, ante una tormenta que podría desatarse sin previo aviso.
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