En un giro inesperado, el índice del dólar estadounidense (DXY) sufrió una caída histórica de casi un 10 % en la primera mitad de 2025, alcanzando su nivel más bajo desde marzo de 2022. Esta debacle monetaria, que lo llevó a tocar los 98,6 puntos el 12 de junio, representa su peor desempeño semestral desde 1986. Factores como una inflación moderada (2,4 % interanual en mayo), la decisión de la Fed de mantener tasas estables y tensiones geopolíticas en Medio Oriente han debilitado la confianza en el billete verde. Esta combinación ha erosionado el atractivo del dólar como refugio de valor.
La estabilidad de la Reserva Federal, que mantuvo la tasa entre el 4,25 % y el 4,50 %, ha reducido el diferencial de rendimiento frente a otras divisas, restando competitividad al dólar en los mercados internacionales. Este entorno ha incentivado la búsqueda de activos con mayor rentabilidad potencial. Los expertos advierten que este debilitamiento no es aislado, sino producto de una política monetaria cautelosa, tensiones geopolíticas persistentes y presiones internacionales por desdolarización, como se ha visto en tratados bilaterales entre países del BRICS. La consecuencia: un giro drástico hacia activos más especulativos y dinámicos.
En paralelo, el ecosistema cripto ha recibido este cambio con entusiasmo. Bitcoin ha superado los $106,000, mientras Ethereum ronda los $2,554, según datos de CoinGecko. Con una capitalización total del mercado de criptomonedas de $3,4 billones, el sector se posiciona como el gran ganador de la pérdida de fortaleza del dólar. La lógica es clara: un dólar débil impulsa la liquidez global, incentiva el apetito por riesgo y revitaliza activos alternativos. Inversores institucionales y minoristas están reenfocando sus carteras hacia activos digitales, percibiéndolos como un resguardo ante la erosión del valor del dólar.
Técnicamente, los analistas identifican patrones alcistas sólidos. El volumen de balance (OBV) de Bitcoin sigue aumentando, anticipando una posible ruptura de la bandera alcista en los gráficos. Si se confirma, el precio podría alcanzar entre $130,000 y $135,000 en el tercer trimestre de 2025, según proyecciones como las del CEO de Galaxy Digital, Mike Novogratz. Este entorno macroeconómico favorable, junto con el aumento de flujos institucionales y la percepción del cripto como cobertura frente a la inestabilidad fiat, está reconfigurando la narrativa financiera global.
Sin embargo, no todo es positivo. Una caída tan pronunciada del dólar también puede generar efectos colaterales: presiones inflacionarias en países que importan bienes en dólares, tensiones diplomáticas y volatilidad en mercados emergentes. Además, la excesiva dependencia del repunte cripto en una moneda débil plantea riesgos de correcciones abruptas si el DXY se recupera. Aun así, por ahora, los inversores celebran. El debilitamiento del dólar ha encendido una chispa en los activos de riesgo, y las criptomonedas están capitalizando ese momento como nunca antes.
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