El ciberataque a Bybit ha desatado un torbellino de especulaciones y teorías en la comunidad cripto. A menos de 24 horas del incidente, las miradas se dirigen a Lazarus Group, el infame grupo de hackers supuestamente respaldado por Corea del Norte. Su historial es preocupante: en enero, lograron sustraer $29 millones en ETH de Phemex. Sin embargo, lo sorprendente es que los fondos robados siguen dentro del ecosistema cripto. Gracias a la tecnología on-chain, se han rastreado las transacciones, confirmando que los atacantes han fragmentado los fondos en múltiples wallets, pero sin posibilidad de retirarlos por completo.
Uno de los puntos clave del hackeo radica en una vulnerabilidad dentro del sistema de firma múltiple de Bybit, gestionado a través de Safe. Se identificó que una de las firmas fue comprometida al aprobar una transacción on-chain con código alterado. Este ataque combinó ingeniería social con un error humano, lo que permitió a los hackers tomar el control sin necesidad de una segunda firma. Investigadores como Zach se pusieron manos a la obra, rastreando movimientos financieros en tiempo récord. Para incentivar la recuperación de fondos, Arkham lanzó una recompensa de 50,000 tokens $ARKM, y Bybit anunció un bounty del 10% del monto robado, es decir, $140 millones.
Pese a la gravedad del ataque, el mercado de Ethereum no ha sufrido una caída abrupta. Esto se debe a que Bybit ha actuado estratégicamente al establecer acuerdos OTC con Galaxy Digital y FalconX para adquirir 36,893 ETH por $100 millones en USDT a un precio de $2,711 por unidad. De esta manera, han evitado un desplome de precios y estabilizado la situación. Además, importantes exchanges como Binance, Mexc, Gate y Bitget han prestado apoyo financiero a Bybit mediante préstamos, permitiendo garantizar la devolución de fondos robados sin impactar negativamente el mercado.
La regulación cripto también podría endurecerse tras este evento. Autoridades financieras de distintas jurisdicciones están observando cómo responde Bybit y el mercado en general. Lazarus Group ya ha sido identificado como responsable de ataques anteriores a entidades financieras y tecnológicas, lo que refuerza la preocupación sobre los riesgos que representa para el ecosistema. En paralelo, algunas plataformas han tomado medidas extremas: Mantle, por ejemplo, bloqueó swaps, retiros y unstakes en $cmETH, enviando parte de los fondos comprometidos a una Null Address para evitar litigios.
A pesar de la magnitud del robo, Bybit se mantiene firme, respaldando los fondos de sus usuarios y evitando una crisis similar a la de FTX. No obstante, este incidente reabre el debate sobre la seguridad de los criptoactivos y la necesidad de auditorías más estrictas en los protocolos de custodia. Mientras tanto, Bitcoin sigue demostrando su resiliencia, y el mercado cripto parece decidido a sobreponerse a esta nueva prueba de fuego. ¡El ecosistema sigue en pie, pero las alertas están encendidas!
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