El cofundador de Ethereum, Vitalik Buterin, ha encendido el debate sobre la capacidad de la capa 1 (L1) de Ethereum, argumentando que, a pesar de la creciente adopción de soluciones de capa 2 (L2), sigue siendo crucial aumentar el límite de gas de L1. Actualmente, este límite se elevó de 30 millones a 36 millones, permitiendo más transacciones por bloque. Sin embargo, este incremento también acelera el crecimiento del estado de Ethereum, volviendo más exigente la operación de nodos completos. La preocupación radica en que, si los requisitos de recursos aumentan demasiado, podría haber una dependencia excesiva de proveedores de nodos centralizados, afectando la descentralización de Ethereum.
Aumentar el límite de gas tiene ventajas evidentes, como una mayor capacidad de procesamiento y menores tarifas de transacción, beneficiando directamente a los usuarios. Sin embargo, también plantea riesgos importantes. La necesidad de hardware avanzado y mayores costos operativos podrían desincentivar a los operadores de nodos independientes, reduciendo la descentralización. En un ecosistema que valora la resistencia a la censura, esta dependencia de proveedores centralizados podría ser un golpe a la visión original de Ethereum. La comunidad se encuentra en una encrucijada: ¿optar por mayor eficiencia o preservar la descentralización?
Buterin también destaca la importancia de L1 como red de seguridad en caso de fallos en L2. Si una L2 de alto perfil colapsara, millones de usuarios necesitarían retirar sus fondos a L1. Según sus cálculos, Ethereum tendría que escalar hasta nueve veces su capacidad actual para manejar eficientemente estas salidas masivas. Este escenario subraya la necesidad de una capa base robusta que pueda actuar como salvavidas en tiempos de crisis. Sin esta capacidad, la estabilidad del ecosistema de Ethereum podría verse gravemente comprometida.
Además, la interoperabilidad entre L2 y L1 es un desafío crucial. Activos de bajo volumen y tokens no fungibles (NFT) a menudo requieren transferencias a través de L1, lo que resulta costoso con los límites actuales de gas. Buterin estima que la capacidad de L1 debería aumentar aproximadamente 5,5 veces para reducir estos costos. Esto no solo mejoraría la experiencia del usuario, sino que también impulsaría la adopción de soluciones L2. Sin embargo, el equilibrio entre costo y descentralización sigue siendo un dilema complejo.
Por último, la seguridad en la emisión de tokens ERC-20 es otro tema crítico. Si una L2 sufre una actualización de gobernanza hostil, podría crear una cantidad ilimitada de tokens, afectando la economía de Ethereum. Para mitigar este riesgo, Buterin sugiere mantener la emisión de ERC-20 en L1, protegiendo así al ecosistema de posibles ataques. Sin embargo, esto aumenta la carga en L1, reforzando el argumento de que su capacidad debe crecer. La comunidad de Ethereum enfrenta decisiones estratégicas que podrían definir su futuro.
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