Google opta por indemnizaciones: una estrategia que maquilla los despidos masivos

Google ha redefinido su estrategia de reducción de personal apostando por indemnizaciones voluntarias como alternativa a los despidos abruptos. Este enfoque afecta a áreas clave como Ingeniería Central, Marketing y las unidades de Conocimiento e Información (K&I), que albergan los productos estrella como Búsqueda, Publicidad y Comercio. La propuesta, aunque presentada como una “salida voluntaria”, está dirigida especialmente a empleados que no cumplen las nuevas expectativas o no se alinean con los ambiciosos planes de la compañía. El mensaje interno ha sido claro: si no estás entusiasmado o al nivel, puedes optar por irte con un paquete económico.

Uno de los beneficios de esta estrategia es el tono más humano que presenta frente a los despidos tradicionales. Por ejemplo, empleados de nivel medio y alto han recibido hasta 14 semanas de salario más una semana adicional por año trabajado, una oferta que supera los estándares laborales en muchas industrias. Esta decisión busca mejorar la percepción pública tras las críticas por los recortes bruscos en 2023, cuando 12.000 trabajadores fueron despedidos de forma sorpresiva, incluso aquellos con licencias médicas o rendimientos sobresalientes. La indemnización se convierte así en una forma más “elegante” de reorganización empresarial.

Sin embargo, este enfoque también trae consigo elementos coercitivos. A la par que se ofrecen indemnizaciones, Google ha endurecido su política de trabajo híbrido, exigiendo que los empleados remotos que vivan a menos de 80 kilómetros de una oficina regresen presencialmente. Esta medida ha sido vista como una presión indirecta para forzar la salida de quienes no están dispuestos a volver. El equilibrio entre la flexibilidad laboral y las exigencias de colaboración física parece inclinarse nuevamente hacia un modelo más tradicional, disfrazado de modernización.

El trasfondo económico de esta decisión también es clave. Google busca liberar recursos financieros para invertir en infraestructura de inteligencia artificial, una prioridad para 2025. Esta necesidad de reasignar capital ha motivado la transición hacia indemnizaciones que, aunque costosas en el corto plazo, evitan litigios laborales, bajan el ruido mediático y suavizan la caída en la moral interna. Las reorganizaciones de unidades como People Operations, Legal y Plataformas y Dispositivos, con más de 25.000 empleados, indican que la compañía no dejará ningún área intocable.

Aunque los paquetes de salida pueden parecer generosos, no se deben perder de vista sus implicaciones estructurales: Google está reduciendo plantilla, rediseñando la cultura laboral y empujando a muchos empleados a irse sin “despedirlos” oficialmente. Este enfoque le permite evitar el golpe reputacional y legal de los despidos masivos, mientras da una imagen de adaptación flexible. En resumen, las indemnizaciones no son más que despidos maquillados, ejecutados con una narrativa corporativa persuasiva pero que responde a una lógica clara: eficiencia, control y recorte silencioso.

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