Bitcoin registró un retroceso significativo al descender hasta los $93,029 durante el fin de semana, un movimiento que generó preocupación entre operadores que observaban una presión vendedora creciente. Este descenso no solo afectó el sentimiento del mercado, sino que también provocó ajustes en posiciones de corto y largo plazo. Por ejemplo, varios traders que manejaban apalancamientos superiores a 20x vieron sus posiciones cerrarse de manera abrupta, reflejando lo vulnerable que se vuelve el mercado cuando se acumulan movimientos bruscos en lapsos reducidos.
La caída derivó en liquidaciones por casi $579 millones el domingo, un volumen que evidencia la magnitud del desbalance entre compradores y vendedores. Este tipo de liquidaciones masivas suele observarse en momentos de elevada volatilidad, y en este caso, influyó especialmente en contratos perpetuos de plataformas como Binance y Bybit. Si bien estas liquidaciones ayudan a “resetear” el mercado y reducir el riesgo excesivo, también generan efectos adversos como la pérdida súbita de capital entre inversores minoristas.
A nivel técnico, Bitcoin formó una Cruz de la Muerte, un patrón que ocurre cuando la media móvil de 50 días cruza por debajo de la de 200 días, tradicionalmente interpretado como una señal bajista. Este cruce ha aparecido en ciclos bajistas anteriores, como en 2021 y 2022, precediendo retrocesos adicionales. No obstante, algunos analistas advierten que en mercados de alta capitalización como BTC, estas señales no siempre confirman una tendencia prolongada, sino que pueden representar fases temporales de corrección dentro de estructuras más amplias.
Entre los aspectos positivos, este retroceso puede brindar oportunidades a inversores con horizontes de largo plazo que buscan acumular BTC a precios más accesibles. Históricamente, las caídas pronunciadas han precedido fuertes recuperaciones cuando la demanda institucional vuelve a fortalecerse. Un ejemplo claro es el rebote de 2023, cuando Bitcoin recuperó más del 40% en cuestión de semanas después de una fase prolongada de ventas.
Sin embargo, entre los contras se encuentra la percepción de fragilidad en el mercado, especialmente en un contexto donde indicadores macroeconómicos todavía generan incertidumbre. El cruce técnico bajista, sumado a liquidaciones masivas, puede estimular ventas adicionales por parte de inversores que buscan limitar pérdidas. Aun así, la resiliencia mostrada por Bitcoin en su historia reciente sugiere que este episodio podría interpretarse como parte natural de su proceso de ajuste antes de retomar una tendencia más estable.
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