Las últimas directrices emitidas por el Servicio de Impuestos Internos de los Estados Unidos (IRS, por sus siglas en inglés) implican una mayor presión fiscal sobre los criptoinversores. Según la Norma de Ingresos 2023-14, las recompensas obtenidas a través del staking de criptomonedas deben tributar como ingresos brutos en el año en que se reciben. Esta normativa es aplicable a aquellos que validan transacciones en blockchains proof-of-stake, ya sea a través de un staking directo o de un exchange centralizado.
Este nuevo mandato del IRS subraya el concepto de «dominio», que se define como el momento en el que el inversor tiene control total y puede vender, intercambiar o disponer de las recompensas de criptomonedas. A pesar de que anteriormente las recompensas de criptominería ya estaban sujetas tanto al impuesto sobre la renta como al impuesto sobre las plusvalías, no existía una disposición clara para las recompensas de staking.
Danny Talwar, jefe de impuestos de Koinly, apuntó que las recompensas de staking sólo se gravan como ingresos brutos cuando son capaces de ser vendidas. Esto implica que las recompensas acumuladas pero bloqueadas no estarán sujetas a impuestos hasta que el beneficiario pueda ejercer «dominio y control» sobre las mismas. En este sentido, las implicaciones fiscales pueden ser significativas para los criptoinversores, ya que tendrán que ser meticulosos en el seguimiento de su actividad de staking.
El fundador de Messari, Ryan Selkis, comparó el staking de criptomonedas con los dividendos de acciones, lo que implica que las criptomonedas han adoptado el concepto de un «dividendo en acciones» y lo han hecho imponible. Esta interpretación puede ser vista tanto como una legitimación del staking como un método válido de inversión, así como un obstáculo para aquellos que buscan evitar la tributación a través de la criptomoneda.
Por último, la decisión del IRS se produce en un momento de creciente escrutinio regulatorio para los proveedores de servicios de staking de criptomonedas y exchanges. Jason Schwartz, socio fiscal y codirector de activos digitales de Fried Frank, lamentó el fallo, señalando que «la legislación fiscal siempre ha exigido la existencia de un pagador, como un empleador u otra contraparte, para que se devenguen ingresos imponibles para alguien». Sin embargo, con la aparición de las criptomonedas, esta noción está siendo desafiada, añadiendo otra capa de complejidad a un campo ya altamente disruptivo.