Jensen Huang, CEO de Nvidia, ha vuelto a sacudir los mercados financieros tras vender 225,000 acciones de su compañía por un valor aproximado de 36.4 millones de dólares. Esta operación forma parte de un plan trazado en marzo para deshacerse progresivamente de hasta seis millones de acciones en 2025. En junio ya había vendido un primer lote valorado en 15 millones, lo que evidencia una estrategia calculada para diversificar su patrimonio sin generar turbulencias abruptas en el mercado. La acción de Nvidia, lejos de resentirse, subió un 1% el viernes posterior a la venta.
Este tipo de movimientos no es nuevo para Huang. En 2024, vendió acciones por 700 millones de dólares siguiendo un plan preestablecido, estrategia común entre directivos para evitar acusaciones de uso de información privilegiada. La regularidad y transparencia con la que ejecuta estas ventas es clave para preservar la confianza de los inversionistas. A pesar de estas desinversiones, Huang mantiene una titularidad significativa en Nvidia: más de 858 millones de acciones distribuidas entre fideicomisos y sociedades, asegurando su influencia a largo plazo.
La fortuna personal de Huang ha explotado en paralelo al auge de la inteligencia artificial. Desde enero de 2025, su patrimonio se ha incrementado en más de 29 mil millones de dólares, situándolo prácticamente al nivel de Warren Buffett. De acuerdo con Bloomberg, su riqueza alcanzó los 143 mil millones de dólares, mientras que el índice de Fortune lo posiciona incluso por encima del legendario inversor de Berkshire Hathaway. Este ascenso refleja no solo la visión de Huang, sino también la nueva generación de riqueza tecnológica impulsada por la innovación.
Nvidia ha logrado hitos históricos este año. El miércoles, la empresa se convirtió en la primera compañía en superar una capitalización de mercado de 4 billones de dólares, superando momentáneamente a gigantes como Microsoft y Apple. Esta cifra no solo representa una hazaña bursátil, sino un símbolo del liderazgo absoluto de Nvidia en el desarrollo de chips para inteligencia artificial. Este dominio ha provocado que inversionistas de todo el mundo apuesten fuertemente por su crecimiento continuo, generando una demanda sostenida por sus acciones.
Sin embargo, estas ganancias también conllevan riesgos. Las valoraciones extremadamente altas pueden volverse vulnerables ante ajustes regulatorios o correcciones de mercado. Además, la reunión reportada entre Nvidia y el expresidente Donald Trump podría despertar especulaciones políticas que impacten la percepción pública de la compañía. Por otro lado, la reciente venta de acciones por parte de Brooke Seawell, miembro del consejo directivo, por 24 millones de dólares, suma otro punto de análisis: si bien puede interpretarse como toma de utilidades, también podría generar inquietud sobre una posible sobrevaloración del activo.
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