La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) inicia una nueva etapa de transformación con la incorporación de figuras clave que prometen dar un giro a su enfoque regulador. A partir del 17 de junio, Jamie Selway asumirá el liderazgo de la División de Comercio y Mercados. Su experiencia como director global de mercados institucionales en Blockchain (2018-2019) y como consultor estratégico en Sophron Advisors, lo posiciona como un defensor informado de la modernización financiera. Su historial muestra afinidad por soluciones tecnológicas aplicadas a los mercados, lo que podría traducirse en políticas más pro-innovación y adaptadas al ecosistema digital.
Por su parte, Brian T. Daly tomará el timón de la División de Gestión de Inversiones el 8 de julio. Daly proviene de Akin Gump, un prestigioso despacho donde lideró asesorías en activos digitales, regulación de fondos y blockchain. Su postura crítica hacia la SAB 121 —normativa que obligaba a los bancos a registrar como pasivos los activos digitales de clientes— sugiere un enfoque más pragmático y flexible. Este cambio podría aliviar la presión sobre entidades financieras interesadas en ofrecer servicios relacionados con criptomonedas sin enfrentar restricciones desproporcionadas.
La designación de Erik Hotmire como director de asuntos externos y de Kurt Hohl como nuevo contador jefe refuerza aún más esta reestructuración interna. Hotmire, quien ya había trabajado con la SEC, aporta conocimiento institucional y comunicación estratégica, clave para reposicionar la imagen de la entidad frente a la industria. Mientras tanto, Hohl jugará un papel fundamental en redefinir los marcos contables que regulan los activos digitales, un área que ha sido ambigua y contradictoria durante los últimos años.
Estos cambios no solo reflejan una voluntad de modernización, sino también una estrategia clara por parte del nuevo presidente, Mark Uyeda Atkins. Bajo su liderazgo, la SEC parece inclinarse hacia un enfoque más equilibrado: incentivar la innovación sin abandonar la protección al inversor. Este giro político podría fomentar el crecimiento responsable de las criptomonedas y abrir la puerta a nuevas herramientas financieras descentralizadas, con marcos regulatorios más adaptables y menos restrictivos que en la era de Gary Gensler.
Sin embargo, este cambio de timón también conlleva desafíos. La apertura hacia los activos digitales requerirá una regulación cuidadosamente calibrada para evitar excesos especulativos o riesgos sistémicos. Además, los sectores más conservadores dentro del regulador podrían oponer resistencia. Aun así, el mensaje es claro: la SEC está preparando el terreno para un entorno financiero donde la tecnología, la transparencia y la inclusión tengan un papel central, impulsando el ecosistema cripto hacia una nueva era de legitimación institucional.
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