El anuncio del “Project Crypto” por parte de Paul Atkins, nuevo presidente de la SEC desde 2025, marca un giro relevante en la forma en que Estados Unidos planea supervisar los activos digitales. La iniciativa, diseñada para entrar en vigor en 2026, establece la intención de definir con precisión la clasificación de los criptoactivos y fortalecer la transparencia del mercado. Por ejemplo, activos como Bitcoin, Ethereum y las stablecoins podrían recibir categorías regulatorias específicas, reduciendo la ambigüedad que históricamente ha generado disputas en tribunales y fricciones operativas en plataformas de intercambio.
Este proyecto también propone una coordinación más estrecha con la CFTC, apuntando a eliminar la duplicidad de funciones regulatorias. A diferencia de la gestión anterior —donde la SEC, bajo Gary Gensler, enfatizó la aplicación estricta de sanciones— Atkins busca un marco basado en reglas claras y consistentes. Una posible ventaja es que los exchanges tendrían lineamientos uniformes para la custodia, mitigando riesgos como la insolvencia o el mal manejo de fondos. No obstante, un riesgo es que un exceso de regulación pueda elevar los costos de cumplimiento, afectando a startups y desarrolladores emergentes.
Uno de los efectos más esperados de esta transformación es el incremento de la inversión institucional en criptomonedas. La posible aprobación de nuevos ETP cripto facilitaría la entrada de fondos institucionales, generando mayores volúmenes de negociación y profundizando la liquidez. Por ejemplo, firmas de gestión de activos podrían ampliar sus portafolios con productos basados en Ethereum o Solana, algo hoy limitado por la incertidumbre legal. Sin embargo, este crecimiento también podría fortalecer la concentración en pocos emisores, reduciendo la diversidad en el ecosistema.
También se prevé que esta claridad beneficiará a los protocolos DeFi y redes de Capa 1, que dependen de definiciones regulatorias para operar sin riesgos legales. Una taxonomía de tokens formalizada por la SEC permitiría distinguir entre utility tokens, securities y stablecoins, facilitando el desarrollo de productos más transparentes. No obstante, todavía existe incertidumbre respecto a cómo se aplicarán estas reglas en casos específicos, como préstamos descentralizados o puentes intercadena, elementos que históricamente han enfrentado escrutinio por vulnerabilidades y riesgos de lavado de activos.
El giro de Atkins, de la confrontación legal hacia la estructuración normativa, representa un momento decisivo para el sector. Casos previos de reformas regulatorias en la industria, como los cambios de 2017 y 2020, mostraron tanto avances tecnológicos como cierres de proyectos incapaces de adaptarse. Expertos de Kanalcoin señalan que un marco bien definido puede elevar la estabilidad y la confianza del mercado. Tal como indicó Atkins en su comunicado oficial, la SEC busca codificar principios fundamentales, crear exenciones personalizadas y modernizar el ecosistema para impulsar la adopción responsable de activos digitales dentro del sistema financiero estadounidense.
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