La llegada de Mark Carney al cargo de primer ministro de Canadá ha despertado preocupaciones en la comunidad cripto debido a su postura escéptica sobre Bitcoin. Como exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, Carney ha criticado en múltiples ocasiones el suministro fijo de Bitcoin, calificándolo de especulativo y poco práctico. Su inclinación por las monedas digitales de bancos centrales (CBDC) sugiere un enfoque más regulador, lo que podría traducirse en políticas más estrictas para el comercio y la minería de criptomonedas en el país. Sin embargo, su asociación con Stripe, una empresa involucrada en pagos cripto, genera incertidumbre sobre si su postura ha evolucionado.
Desde una perspectiva regulatoria, la administración de Carney podría endurecer las normas para los intercambios y transacciones de criptomonedas en Canadá. Medidas como requisitos KYC más estrictos, limitaciones en compras anónimas e incluso impuestos adicionales sobre activos digitales son posibilidades que podrían afectar a la industria. Mientras que Justin Trudeau evitó regulaciones excesivamente agresivas, Carney podría optar por un camino más restrictivo, alineándose con las tendencias regulatorias de Europa y EE. UU. No obstante, la comunidad cripto canadiense seguramente ejercerá presión para evitar un marco legal que frene la innovación y la inversión en el sector.
Pese a la incertidumbre regulatoria, Canadá sigue siendo un actor clave en la minería de Bitcoin gracias a su acceso a energía barata. Si el gobierno impone restricciones severas, las empresas mineras podrían trasladar sus operaciones a países con normativas más favorables, como El Salvador o algunas jurisdicciones en Asia. La minería de Bitcoin ha sido una industria en crecimiento en Canadá, contribuyendo significativamente a la economía local. Cualquier cambio abrupto en las políticas podría afectar no solo a los mineros, sino también a los empleos y la inversión en tecnología blockchain dentro del país.
Mientras tanto, el mercado de Bitcoin enfrenta otra presión: la decisión del gobierno de EE. UU. de utilizar BTC incautado en delitos en lugar de comprarlo en el mercado abierto. Esta estrategia, implementada bajo la administración de Donald Trump, ha generado volatilidad en el precio de Bitcoin, que cayó más del 12% en una semana, pasando de $90,400 a $82,041. Para algunos inversores, esta medida representa un paso hacia la adopción institucional, pero para otros, genera incertidumbre sobre la posible manipulación del mercado por parte del gobierno estadounidense. Analistas como Arthur Hayes advierten que Bitcoin podría caer hasta los $75,000 si el sentimiento negativo persiste.
El mercado de criptomonedas se mantiene en una fase crítica, con Bitcoin dominando sobre las altcoins y los traders observando niveles clave de soporte. Si BTC logra mantenerse por encima de los $77,000, podría recuperarse; de lo contrario, una ruptura por debajo de este nivel podría generar más liquidaciones y caídas en el precio. En este contexto, las decisiones de líderes como Mark Carney y Donald Trump juegan un papel crucial en la evolución del sector. La comunidad cripto deberá estar atenta a cómo se desarrollan estas políticas y qué impacto tendrán en la adopción y regulación de las criptomonedas a nivel global.
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