La reciente actividad insólita en una billetera vinculada con Voyager, el corredor de criptomonedas estadounidense actualmente en quiebra, está levantando algunas cejas. Se reportó la transferencia de 25 mil millones de tokens Shiba Inu (SHIB) desde dicha billetera, equivalente a un valor actual de aproximadamente $183,275. Este movimiento no se dirigió a ninguna dirección de intercambio conocida ni a otra billetera de fondos de Voyager, sino a una dirección vinculada con el propio token SHIB. El destino inusual de esta transacción es lo que ha llamado la atención.
A pesar de estar en bancarrota, la billetera Voyager todavía mantiene una cantidad considerable de 2.84 billones de tokens SHIB, que representan la suma astronómica de $20.8 millones. Esta cifra es especialmente interesante, dado que tan solo hace unos meses, la billetera tenía tenencias tan altas como 6.6 billones de SHIB. Esta disminución sustancial en los activos gestionados por el corredor apunta a una volatilidad notable en sus operaciones.
Estos movimientos no se han limitado exclusivamente a SHIB. Se ha informado que otras criptomonedas también han sido objeto de transferencias, todas vinculadas a la reanudación constante de los retiros. En un intento por cumplir con sus obligaciones, Voyager ha permitido a los prestamistas retirar aproximadamente el 35% de sus criptomonedas, una ventana abierta desde el 20 de junio hasta el 5 de julio.
Gemini, una popular plataforma de intercambio de criptomonedas, está facilitando estos retiros. Este hecho plantea preguntas sobre la responsabilidad de las plataformas de intercambio en situaciones de insolvencia y cómo pueden ayudar a mitigar las pérdidas de los inversores. Los inversores pueden ver esto como un consuelo, pero también plantea preocupaciones sobre la seguridad y la fiabilidad de los corredores de criptomonedas.
El futuro de las tenencias de Voyager y las implicaciones que esto podría tener para el espacio criptográfico más amplio permanecen en el aire, lo que convierte a esta en una historia en constante evolución que requiere vigilancia. La criptomoneda, a pesar de su promesa de descentralización y seguridad, todavía está plagada de incertidumbre, y casos como el de Voyager ilustran el riesgo que puede suponer la gestión inadecuada de estas monedas digitales.