NVIDIA ha desmentido de forma tajante las acusaciones del gobierno chino, que afirman que sus chips de inteligencia artificial incluyen un “interruptor de apagado” remoto. En una publicación oficial, David Reber, director de seguridad de la compañía, aseguró que “las GPU de NVIDIA no tienen ni deberían tener interruptores de seguridad ni puertas traseras”. Esta declaración busca proteger la reputación global de la empresa, en un momento en que sus chips de IA son fundamentales para centros de datos en todo el mundo.
El conflicto surgió tras una solicitud del regulador cibernético de China, que exigió a NVIDIA entregar documentación técnica sobre el chip H20, un modelo creado para el mercado chino. El gobierno chino expresó preocupación por posibles “vulnerabilidades” que podrían dar acceso no autorizado a estos chips. Según el New York Times, se trataría de riesgos de seguridad del tipo “puerta trasera”, lo que implicaría un control externo no visible. Estas acusaciones amenazan directamente los ingresos de NVIDIA, ya que el H20 representa miles de millones de dólares por trimestre.
A la par, Estados Unidos ha impuesto restricciones de exportación a ciertos chips de NVIDIA, alegando motivos de seguridad nacional. La principal preocupación es que estos componentes puedan usarse para fines militares o para avanzar en IA sin control. Incluso se han propuesto leyes que obliguen a incluir sistemas de rastreo en cada chip exportado. Sin embargo, el CEO Jensen Huang ha argumentado que permitir que los chips de NVIDIA sean el estándar global, incluso para desarrolladores chinos, es una estrategia más favorable para Estados Unidos.
Las consecuencias económicas han sido notables. En abril, la exportación del chip H20 a China fue bloqueada temporalmente, lo que provocó una caída en las ventas proyectadas de NVIDIA. Según la propia compañía, sus ingresos pudieron haber sido 8 mil millones de dólares más altos si no se hubiera aplicado la restricción. Aunque la administración Trump concedió una exención para reanudar las ventas, el entorno comercial sigue siendo frágil y cargado de tensiones políticas.
El debate sobre las “puertas traseras” es un tema sensible en toda la industria tecnológica. La mayoría de los expertos en Silicon Valley coincide en que introducir accesos ocultos en el hardware representa un riesgo serio. Empresas como Apple ya han rechazado solicitudes gubernamentales para incluir estas funciones. Reber subrayó que instalar un interruptor oculto sería una amenaza para la ciberseguridad global, comparándolo con comprar un coche cuyo freno de mano puede ser activado por el concesionario sin permiso del dueño. Una analogía clara para advertir sobre el riesgo de ceder control en manos equivocadas.
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