El renacer de Polymarket marca un punto de inflexión en la relación entre los mercados de predicción y el sistema financiero tradicional. Tras haber sido sancionada en 2022 por operar sin regulación en Estados Unidos, la plataforma ahora se posiciona como un referente de legitimidad y respaldo institucional. La inversión de 2 mil millones de dólares por parte de Intercontinental Exchange (ICE) —empresa matriz de la Bolsa de Nueva York— ha elevado su valoración a 9 mil millones de dólares, consolidando su transición de una startup arriesgada a un actor reconocido en el ámbito financiero.
Fundada en 2020 por Shayne Coplan, quien entonces tenía apenas 21 años, Polymarket nació en un contexto adverso, con recursos limitados y un ambiente regulatorio incierto. Coplan, influido por los estudios del economista Robin Hanson sobre predicción de eventos, vio en la incertidumbre una oportunidad para crear un sistema de verdad basado en incentivos económicos. Trabajando desde el baño de su apartamento, transformó una idea experimental en una plataforma con millones de usuarios y una misión clara: convertir la información colectiva en un motor de transparencia económica.
El camino hacia la legitimidad no fue sencillo. En 2022, la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos (CFTC) multó a Polymarket con 1,4 millones de dólares y prohibió su acceso al mercado estadounidense. Sin embargo, la empresa resistió el golpe, expandiendo sus operaciones a mercados internacionales mientras los debates sobre su papel en las elecciones presidenciales de 2024 aumentaban su notoriedad. Durante esos comicios, los usuarios de Polymarket anticiparon con precisión la victoria de Donald Trump, otorgándole un 67% de probabilidad de triunfo un mes antes de los resultados oficiales.
A pesar de su éxito predictivo, el crecimiento trajo consigo controversias. El FBI allanó el apartamento de Coplan en 2024, bajo sospechas de que la plataforma seguía prestando servicios a ciudadanos estadounidenses. Polymarket calificó la redada como un acto “motivado políticamente”, argumentando que las autoridades buscaban frenar la disrupción tecnológica en los sistemas de información electoral. Estas tensiones reflejan el choque entre innovación y regulación, donde los límites legales aún no alcanzan el ritmo del avance digital.
La historia dio un giro en 2025, cuando la administración de Trump impulsó un enfoque más favorable a la innovación y la CFTC aprobó nuevamente la operación de Polymarket en Estados Unidos. Hoy, con respaldo institucional y una valoración millonaria, la plataforma representa un caso emblemático del potencial de las fintech para desafiar las estructuras tradicionales. Su evolución simboliza cómo la regulación flexible y la adopción institucional pueden transformar la narrativa de una empresa que alguna vez fue vista como rebelde en un ícono de legitimidad financiera.
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