El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha cerrado la puerta al desarrollo de una moneda digital del banco central (CBDC) mientras permanezca en el cargo. Su declaración pone fin a años de especulaciones sobre si EE. UU. seguiría los pasos de potencias como China, que ya implementó su yuan digital. Aunque algunos ven la decisión como una garantía de estabilidad y protección de la privacidad, otros consideran que podría significar una desventaja competitiva en la evolución del sistema financiero global.
Uno de los principales argumentos en contra de la CBDC es la preocupación por la privacidad. Una moneda digital controlada por la Fed podría permitir un rastreo exhaustivo de las transacciones de los ciudadanos, generando inquietudes sobre la vigilancia gubernamental. Por otro lado, los defensores de una CBDC argumentan que podría proporcionar una alternativa más segura y eficiente frente a las criptomonedas descentralizadas, reduciendo el riesgo de fraude y mejorando la inclusión financiera.
La decisión también tiene implicaciones económicas y geopolíticas. Mientras China expande el uso del yuan digital y Europa avanza con el euro digital, EE. UU. podría quedar rezagado en la carrera por modernizar su infraestructura financiera. La ausencia de una CBDC podría limitar el alcance del dólar en el comercio digital global, dando espacio a otras monedas para ganar terreno en mercados emergentes y transacciones internacionales.
No obstante, la Fed ha desarrollado alternativas como el sistema de pagos FedNow, que permite transacciones en tiempo real sin necesidad de recurrir a una criptomoneda respaldada por el banco central. Este sistema podría mitigar algunas de las ventajas que una CBDC podría ofrecer, al tiempo que evita riesgos asociados a la ciberseguridad y la desintermediación bancaria, donde los usuarios podrían preferir almacenar fondos directamente en la Fed en lugar de los bancos comerciales.
La postura de Powell refleja un enfoque cauteloso hacia la innovación financiera. Si bien garantizar la privacidad y la estabilidad es crucial, la falta de una estrategia digital podría impactar la competitividad del dólar en el futuro. Con su mandato vigente hasta 2026, la decisión de no desarrollar una CBDC podría ser revisada en la próxima administración, abriendo nuevamente el debate sobre el futuro de la moneda digital en EE. UU.
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