David Sacks, apodado el «zar cripto» de Donald Trump, ha intensificado su esfuerzo para lograr una legislación integral sobre criptomonedas en Estados Unidos, con una meta concreta: septiembre de 2025. Su iniciativa busca establecer normas claras para el ecosistema digital, una demanda largamente postergada por inversores institucionales y empresas tecnológicas. Respaldado por figuras influyentes como los senadores Cynthia Lummis y Tim Scott, este proyecto de ley podría cambiar radicalmente la manera en que el país regula activos como Bitcoin y Ethereum, generando mayor certeza jurídica y, con ello, una ola de inversión.
Uno de los elementos clave de esta propuesta legislativa es la definición de si los tokens deben ser considerados valores o materias primas. Este matiz técnico tiene un impacto enorme: si se clasifican como valores, caerían bajo la supervisión de la SEC, mientras que si se consideran materias primas, estarían regulados por la CFTC. La falta de una distinción clara ha generado numerosos litigios y ha frenado el desarrollo de productos financieros innovadores, desde ETFs hasta plataformas DeFi. Un marco bien definido podría desbloquear billones de dólares en participación institucional.
La administración Trump ha adoptado una postura más amigable hacia la desregulación tecnológica, buscando corregir lo que algunos expertos consideran errores estratégicos de administraciones pasadas. En particular, se ha criticado la postura rígida de la SEC bajo Gary Gensler, que ha impuesto acciones legales contra actores clave como Ripple o Coinbase sin ofrecer previamente una guía clara. Con esta nueva propuesta de ley, el sector cripto podría tener un respiro regulatorio, fomentando el desarrollo de soluciones blockchain con respaldo jurídico.
Entre los beneficios más evidentes de esta regulación propuesta está la atracción de inversiones institucionales. Fondos de cobertura, bancos y empresas de capital de riesgo han mantenido cautela debido a la ambigüedad legal. Una vez establecido un marco claro, la adopción de criptoactivos podría dispararse. Sin embargo, también existen riesgos: una legislación excesivamente permisiva podría facilitar fraudes, mientras que una muy restrictiva podría sofocar la innovación, como ya ocurrió con la fuga de talento cripto hacia jurisdicciones como Suiza o Singapur.
El esfuerzo de David Sacks y el respaldo de legisladores clave sientan las bases para un cambio trascendental en la política cripto de Estados Unidos. Si el Congreso logra aprobar el proyecto para septiembre de 2025, el país podría recuperar su liderazgo en el ecosistema cripto global. Más aún, el sector privado y los mercados financieros están ansiosos por operar en un entorno más transparente y predecible, lo que augura una nueva era para la adopción masiva de las criptomonedas y los activos digitales.
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