El estado de Connecticut ha impulsado una ofensiva regulatoria al emitir órdenes de cese y desistimiento contra Robinhood, Kalshi y Crypto.com, acusando a estas plataformas de facilitar apuestas deportivas sin autorización mediante contratos de eventos. Según el Departamento de Protección al Consumidor (DCP), estas compañías habrían promovido dinámicas de juego online sin cumplir los requisitos estatales, incluyendo la restricción de edad mínima. Como ejemplo, la oferta de contratos vinculados a resultados deportivos se presentaba al público general como “mercados de predicción”, pero operaba bajo estándares distintos a los exigidos localmente.
La postura del DCP subraya riesgos considerables para los usuarios, especialmente en materia de seguridad financiera y protección de datos. El comisionado Bryan Cafferelli recalcó que estos servicios no poseen licencias estatales, mientras que el área de juegos del DCP criticó la “publicidad engañosa” que sugería legalidad plena. En plataformas sin autorización, un apostador podría enfrentar demoras o negativas en retiros, o incluso disputas sin supervisión regulatoria. Además, operar fuera del marco estatal implica la ausencia de auditorías técnicas que garanticen integridad de información y cumplimiento de reglas.
Los mercados de predicción han crecido con fuerza este año, impulsados por usuarios interesados en apostar sobre elecciones, resultados económicos o eventos deportivos. Este dinamismo ha atraído inversiones masivas y generado volúmenes récord en noviembre, pero también ha profundizado el escrutinio legal. Por ejemplo, algunos contratos permiten apostar en situaciones con resultados casi determinados, lo que podría favorecer a insiders y distorsionar la competencia. Pese a sus beneficios, como diversificación de producto o innovación financiera, estos modelos enfrentan críticas por posibles vacíos regulatorios y riesgos para consumidores inexpertos.
Kalshi reaccionó rápidamente mediante una demanda federal, argumentando que su plataforma es una bolsa de derivados regulada a nivel nacional y bajo jurisdicción exclusiva de la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos (CFTC). Desde su perspectiva, los contratos de eventos no equivalen a apuestas deportivas y se enmarcan en productos financieros permitidos por la ley federal. Como ejemplo, la compañía comparó sus instrumentos con futuros basados en indicadores económicos o resultados electorales, defendiendo que Connecticut está interfiriendo en un ecosistema regulado a nivel federal. No obstante, este argumento genera debate sobre dónde trazar la línea entre predicción financiera y apuesta directa.
El conflicto se amplía más allá de Connecticut. Kalshi enfrenta investigaciones o acciones legales en al menos diez estados, incluidos Nueva York, Massachusetts, Arizona, Illinois y Ohio. Estos casos reflejan un panorama fragmentado donde la regulación de mercados de predicción avanza de manera desigual. Mientras algunos estados los consideran instrumentos financieros innovadores, otros los equiparan a casas de apuestas no autorizadas. A pesar de la presión legal, Kalshi anunció una ronda de financiación de 1.000 millones de dólares que elevó su valoración a 11.000 millones, un ejemplo del creciente interés corporativo y del potencial económico de estas plataformas, aunque bajo un escenario normativo cada vez más complejo.
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